Acerca del sujeto históricoAutor: Eliézer Salinas Fecha de publicación: |
Si la historia es “la vida del hombre en el tiempo,” pareciera ocioso preguntarse con respecto a quien es el protagonista de la misma; obviamente, será el hombre. Pero la verdad es que, cuando de ciencia se trata, nada es tan fácil.
El mismo Marc Bloch, autor de la frase antes citada, se vio obligado a matizarla al puntualizar: “el hombre no, los hombres” y al hacer esta precisión reconocía lo intrincado del problema.
Cuando decimos el hombre, hacemos uso de una abusiva abstracción que al explicarlo todo no explica nada. Por supuesto que el hombre hace la historia, pero quienes realmente la construimos somos los hombres, uno por uno, en colectivos que, por clasistas, son abierta o soterradamente contradictorios.
¿Cuál es el papel de cada persona en la historia? ¿Cuál es el papel de los grupos como las iglesias, las comunidades, los partidos políticos, etc.?
La corriente historiográfica que suscribo sostiene que, dado que la historia refiere hechos colectivos, son las colectividades las principales protagonistas de la misma. La historia de Valencia, por ejemplo, no es la de uno, dos o tres valencianos, por muy famosos que estos sean; y por mucho que hayan aportado en la conformación de la sociedad valenciana; es la historia de los valencianos en colectivo: no la vida de alguien en singular, sino la vida que han construido todos en plural.
No obstante, es necesario decantar este asunto con sumo cuidado. En efecto, un colectivo social es y ha sido una unidad contradictoria. Referir la historia plural de Valencia no es meter a todo el mundo en el mismo saco; si se hiciera esto, se estaría cayendo en una de las trampas mejor diseñadas por quienes detentan y han detentado tradicionalmente el poder, consistente en inventar colectivos homogéneos donde estos no existen.
El sujeto es colectivo no por que tenga que actuar normalmente en conjunto, sino por que sus actuaciones deben tener consecuencias colectivas; es por ello que no todo el mundo es sujeto, aunque todos seamos actores. Usted y yo, apreciado lector, por el solo hecho de haber nacido, ya somos actores: pasamos a formar parte de las estadísticas, debemos ser tomados en cuenta, pero solo seremos sujetos históricos si sumamos nuestro esfuerzo en aras de hacer que el mundo avance hacia nuevas y mejores etapas civilizatorias.
Toda persona o grupo humano que dirija sus esfuerzos en contra del progreso de la humanidad y que, por tanto, intente impedirlo es o será un sujeto social conservador o reaccionario, es decir, todo lo contrario a un sujeto histórico.
Una persona que dedique su vida a promover, en cualquier campo de la vida humana, los cambios que nos harán mejores, tendrá el máximo de los éxitos en la medida en que sume al mayor número de individuos a su causa.
De causa individual (si es que existe), a causa grupal; de grupal a universal y de lograr esto ultimo, por lo menos en el campo elegido, dicho individuo- grupo dejará un mundo mejor que el que lo vio nacer: habrá hecho historia.
El mismo Marc Bloch, autor de la frase antes citada, se vio obligado a matizarla al puntualizar: “el hombre no, los hombres” y al hacer esta precisión reconocía lo intrincado del problema.
Cuando decimos el hombre, hacemos uso de una abusiva abstracción que al explicarlo todo no explica nada. Por supuesto que el hombre hace la historia, pero quienes realmente la construimos somos los hombres, uno por uno, en colectivos que, por clasistas, son abierta o soterradamente contradictorios.
¿Cuál es el papel de cada persona en la historia? ¿Cuál es el papel de los grupos como las iglesias, las comunidades, los partidos políticos, etc.?
La corriente historiográfica que suscribo sostiene que, dado que la historia refiere hechos colectivos, son las colectividades las principales protagonistas de la misma. La historia de Valencia, por ejemplo, no es la de uno, dos o tres valencianos, por muy famosos que estos sean; y por mucho que hayan aportado en la conformación de la sociedad valenciana; es la historia de los valencianos en colectivo: no la vida de alguien en singular, sino la vida que han construido todos en plural.
No obstante, es necesario decantar este asunto con sumo cuidado. En efecto, un colectivo social es y ha sido una unidad contradictoria. Referir la historia plural de Valencia no es meter a todo el mundo en el mismo saco; si se hiciera esto, se estaría cayendo en una de las trampas mejor diseñadas por quienes detentan y han detentado tradicionalmente el poder, consistente en inventar colectivos homogéneos donde estos no existen.
El sujeto es colectivo no por que tenga que actuar normalmente en conjunto, sino por que sus actuaciones deben tener consecuencias colectivas; es por ello que no todo el mundo es sujeto, aunque todos seamos actores. Usted y yo, apreciado lector, por el solo hecho de haber nacido, ya somos actores: pasamos a formar parte de las estadísticas, debemos ser tomados en cuenta, pero solo seremos sujetos históricos si sumamos nuestro esfuerzo en aras de hacer que el mundo avance hacia nuevas y mejores etapas civilizatorias.
Toda persona o grupo humano que dirija sus esfuerzos en contra del progreso de la humanidad y que, por tanto, intente impedirlo es o será un sujeto social conservador o reaccionario, es decir, todo lo contrario a un sujeto histórico.
Una persona que dedique su vida a promover, en cualquier campo de la vida humana, los cambios que nos harán mejores, tendrá el máximo de los éxitos en la medida en que sume al mayor número de individuos a su causa.
De causa individual (si es que existe), a causa grupal; de grupal a universal y de lograr esto ultimo, por lo menos en el campo elegido, dicho individuo- grupo dejará un mundo mejor que el que lo vio nacer: habrá hecho historia.
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