¿ NACION MODERNA O REPUBLICA BARROCA?
MÉXICO 1823-1857
MÉXICO 1823-1857
Desde el primer momento de su Independencia Mexico se consideró a sí mismo como una nación. De la Nueva España la Independence hizo una nación. Una nación como Francia o Inglaterra, o sea, una entidad - un territorio y el conjunto de sus habitantes - dotada de sus instituciones políticas específicas y, por ello, de su propia identidad política: una entidad soberana. La "nación" mexicana era entonces moderna en el sentido de que "el uso reciente [de la palabra nación] valoriza sobre todo los conceptos de unidad política e Independencia".
No hay duda de que la definición de nación puede llegar a tener un sentido mucho más complejo, como lo demuestra una abundante bibliografía reciente. Ya a finales del siglo XIX, en Mexico al igual que en Europa, esta palabra estaba cargada de una serie de significaciones estratificadas. Sin embargo, a nuestro parecer, no sucede lo mismo en Mexico a principios de su Independence. En aquel entonces, a pesar de algunos intentos, que se manifestaban aquí y allá, de dar a la nación un contenido que fuera también histórico y cultural, el mayor problema no era tanto definir culturalmente a la entidad nacional mexicana, como conferirle una forma política viable, aceptada, permanente. La locución "constituir a la nación" se empleaba en múltiples ocasiones - por lo menos en cada pronunciamiento -, con esto se afirmaba la voluntad de dar a la nación, de una vez por todas, la constitución política que pudiera agrupar mejor al conjunto de individuos y entidades que la conformaban.
Annick Lempérière
Université de Poitiers
Université de Poitiers
Esto nos induce a detenernos aquí en el estudio de la forma a través de la cual se manifiesta la identidad política escogida por México al salir de la dominación española y luego, del imperio de Iturbide, es decir, la forma republicana. No pretendemos estudiar las instituciones republicanas en sí mismas y tampoco poner un enfoque especial en los discursos de los actores políticos e intelectuales de las primeras décadas de vida independiente, sino más bien interesarnos en algunas de las manifestaciones visibles de la identidad republicana. Dejando de lado, por no considerarlo necesario para nuestro propósito, los emblemas propiamente dichos - que son pocos - y los monumentos públicos - cuyos numerosos proyectos no llegan a llevarse a cabo durante la república barroca - vamos a concentrarnos en el estudio de las ceremonias públicas y sus actores durante el periodo que va de la caída del Emperador Iturbide a la proclamación de la constitución del 5 de febrero de 1857.
ResponderEliminarEn efecto, durante estas décadas asistimos a un desarrollo del ceremonial público que podemos calificar de inflacionario, fenómeno que atestiguan tanto las fuentes oficiales como la prensa local o nacional, las memorias políticas y las obras de literatura.
No es necesario recordar aquí la función que cumplen las fiestas públicas en evidenciar la naturaleza de los poderes públicos, de los regímenes políticos, de los sistemas de creencias, etc…Las fiestas públicas de la primera mitad del siglo XIX, como escenificación de la identidad política de México, nos permiten observar y analizar la tensión permanente entre dos proyectos de república que se expresan bajo las mismas instituciones republicanas. A partir de este análisis quisiéramos proponer una nueva interpretación de las leyes de Reforma - sobre todo las que se refieren a la desaparición de los bienes corporativos - y de lo que se presenta tradicionalmente como el conflicto entre "liberales" y "conservadores". En tanto que la Reforma, significa el triunfo de una forma moderna de república, opuesta a una república tradicional que llamamos, aquí, barroca, ¿ qué fue lo que se quiso conseguir con el rompimiento del equilibrio logrado bajo las instituciones republicanas tal como se establecieron en 1823? ¿Cómo podemos definir en México la relación entre liberalismo y republicanismo ?
ResponderEliminarCITA..C. GEERTZ